sábado, 16 de agosto de 2008

Los jóvenes hiperfrívolos

Por Nicolás Mavrakis

Algo de fama, un poco de frivolidad, mucho narcisismo. ¿Cómo se hace un flogger perfecto? Lo más esencial: la imagen. Si sólo en la Argentina hay 2.084.000 flogs, con sus consecuentes 2.084.000 floggers, ni los pantalones chupines de colores despavoridos, ni las remeras fetiche de la marca A. Y. Not Dead, ni los últimos anteojos Ray Ban tamaño parabrisas tienen permitido perderse en el placard. Cuando el look flogger queda terminado, resta secarse el gel del peinado Dragon Ball Z de los dedos de ellos, o limpiarse lo que haya quedado del fijador del flequillo en los dedos de ellas, y llevar las manos a un mouse y a cualquier cámara de fotos que enciendan los motores del flog. ¿Un flog? Una página personal que, desde servidores gratuitos como Fotolog.com –con 20 millones de visitas al mes en todo el mundo–, permite subir a la web una foto propia por día y sentarse a esperar las opiniones de otros floggers. Es furor entre adolescentes de clase media y alta –tan alta que Florencia Kirchner es la flogger más famosa–, hasta el punto que, desde hace dos meses, los dueños de cada “álbum digital” se reúnen en los shoppings Abasto y Unicenter para buscarle alguna profundidad a lo que sólo es imagen. Ya sea a los golpes, como ocurrió el miércoles 5, cuando una “interna” entre dos bandos de floggers autoconvocados terminó en estampida, vidriera rota y tres heridos de arma blanca, o “affeandose" en persona; es decir, añadiendo a una lista de contactos favoritos el flog de cada amigo, o el de anónimos fans digitales.

“Podrás llegar a tener fama y ser afortunado ya que aparecerás en la página principal de Fotolog”, promete el servidor, como si evangelizara en nombre de la Iglesia Universal del Reino de Internet. Pero como a toda necesidad le corresponde un derecho, la exhibición adolescente tiene un último condimento: cada visitante puede pasar, saludar y opinar sobre la persona en pantalla.

Me pasé gordi!!!

Estás divino.

Buen flogg ;-)

Bye bye.

Cuestión de identidad. “Lo que cambia es un modo de conexión en sintonía con la sobrevaloración de la imagen y la mirada”, apunta José Sahovaler, médico psicoanalista especializado en adolescentes. Al margen de todo lo que se pueda escuchar, pensar o tocar, el vínculo entre floggers se rige entre la vacuidad de sus meras imágenes y sus deseos de reconocimiento. “Cada comentario –explica Sahovaler el fenómeno de la hiperfrivolidad– funciona como devolución de esa pregunta: ¿quién soy?, ¿soy o no soy atractivo?”.

Gataaaa.

Q glam / a ff´s? / beso.

Ya te re voté.

Claro que, dentro del ecosistema digital, no todo es amor, paz y adicción a la moda. De hecho, ni siquiera entre los mismos floggers es lo mismo ser dueño de un mouse propio para subir imágenes con una cámara de fotos digital desde San Isidro, que pagar $ 1,50 en un locutorio de Florencio Varela para subir fotos desde un modesto teléfono celular. “Igual, acá nos mezclamos todos con todos”, cuenta Rodrigo (16), flequillo a flequillo junto a sus compañeros, ante la misma puerta del Abasto del combate.

“Fue una pelea entre ´cabezas` y ´chetos` –dice Natalia (16), molesta porque desde ahora le toca reemplazar los chupines por el uniforme del colegio privado–; hay floggers cumbieros con gorrita que miran mal y vienen a bardear, esos empezaron todo”, comienza a contar, hasta que una amiga la interrumpe: “Vos también mirás, ortiva”, le dice, remarcándole que el resentimiento de unos también se alimenta del desprecio de los otros.



http://www.revista-noticias.com.ar/comun/nota.php?art=1245&ed=1629

2 comentarios:

Lord Reinberg dijo...

Me Rei mucho con el "mensaje Encriptado"

pasate

JUAN

Anónimo dijo...

xD hahaha Bueniiisimo xD hahaha

Tu blog es muy divertido, me voy a seguir pasando ^^ Me rei muchoo

Kiss

Jeza